Llamamiento a la Separación
Arturo Pink
Un artículo por Arthur Pink sobre la necesidad y importancia a practicar la separación en la vida actual.
La idea de “compromiso” es la opuesta de ser fiel a Dios; es de entregarse a relaciones y compañerismo con personas prohibidas por Dios. Es de no “separarse” de estos, sino de tener trato prohibido, de enredarse y tratarles como si fueran hermanos en Cristo. –Ed. D.Cox.
2Cor 6:14-18 No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?
Este pasaje nos da expresión a una exhortación divina para los que pertenecen a Cristo a quitarse toda asociación intima con los impíos. Expresamente les prohíbe que entran en alianzas con los incrédulos. Definitivamente prohíbe a los hijos de Dios de andar brazo con brazo con los mundanos de este mundo. Es una admonición que se aplica a cada fase y parte de nuestras vidas – religiosa, domestica, social, comercial. Y nunca, tal vez, era un tiempo que más necesitaban los cristianos a hacer caso a esto que ahora. Los días en los cuales que vivimos son marcados por el espíritu de compromiso. A cada lado tenemos revolturas profanas, alianzas impías, yugos desiguales. Muchos cristianos profesantes parecen tratar andar lo más cerca al mundo que se puede, y todavía irse al cielo.
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“No os unáis en yugo desigual.” Este llamamiento es a la separación santa. En cada dispensación este edicto divino ha sido hecho. La palabra profética que Jehová dio a Abraham era “Salte de tu país, y de tu raza, y de la casa de tu padre.” A Israel dijo, “No haréis como hacen en la tierra de Egipto, en la cual morasteis; ni haréis como hacen en la tierra de Canaán, a la cual yo os conduzco, ni andaréis en sus estatutos.” (Lev 18:3). “Y no andéis en las prácticas de las naciones que yo echaré de delante de vosotros” (Lev 20:23). Fue la falta de respeto para estas prohibiciones que causó castigos severos de Dios sobre Israel mismo.
Al principio del Nuevo Testamento es presentado el precursor de Cristo parado afuera del Judaísmo organizado de su día, llamando a los hombres de huir de la ira venidera. El Salvador anunció en tal día, “a sus ovejas llama por nombre, y las saca.” (Juan 10:3) En el día de Pentecostés fue dado la palabra a los creyentes, “Sed salvos de esta perversa generación.” (Hechos 2:40). Luego, a los cristianos hebreos, Pablo escribió, “Salgamos, pues, a él, fuera del campamento, llevando su vituperio” (Heb. 13:13). El llamamiento de Dios para su Pueblo en Babilonia es “Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas” (Apo. 18:4).
“No os unáis en yugo desigual.” Esto es la palabra de Dios para su pueblo hoy en día. Tampoco viene solo. En Rom. 16:17 dice, “que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos.” En 2Tim. 2:20-21 leímos “Pero en una casa grande, no solamente hay utensilios de oro y de plata, sino también de madera y de barro; y unos son para usos honrosos, y otros para usos viles. Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra.” 2Tim. 3:5 habla de los que “tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella” y es añadido “a éstos evita.” ¡Qué palabra es esta en 2Tes. 3:14 “Si alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ése señaladlo, y no os juntéis con él, para que se avergüence”! ¡Qué radical es la admonición de 1Cor. 5:11 “Más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis.”
“No os unáis en yugo desigual.” Somos persuadidos que es la falta de respeto de este mandamiento, porque es un mandamiento, que es principalmente responsable por el estado bajo en que tantos cristianos se encuentran, como individuos y como grupos. Es lógico que por esto el pulso espiritual de muchas iglesias late tan débilmente. No es sorpresa que las reuniones de oración son tan escasamente asistidas; porque los cristianos que tienen yugos desiguales no tienen corazón para la oración. Desobediencia en este punto es un definitivo estorbo a devoción real y de todo el corazón para Cristo. Nadie puede ser un libre discípulo del Señor Jesús quien es en cualquier forma vinculado a Sus enemigos. Puede ser que es de veras salvo, pero el testimonio de su vida, el testimonio a su andar, no da honor y gloria a Cristo.
“No os unáis en yugo desigual.” Esto se aplica primero a nuestros nexos religiosos o eclesiásticos. ¿Cuántos cristianos son miembros de supuestos “iglesias” donde mucho que pasa adentro de ellas es exactamente lo opuesto a lo que indica la Palabra de Dios? – es en la enseñanza del púlpito, u otras atracciones mundanas usadas para jalar a los inconversos, o métodos mundanos utilizados para finanzas la iglesia, o es el constante recepción a su membresía a estos que no dan ninguna evidencia de haber sido nacido de nuevo. Creyentes en Cristo quienes que se quedan en tales (¿supuestas?) “iglesias” deshonran a su Señor. Si nos contestan: “Casi todas las iglesias son lo mismo, y debemos resignarnos, ¿qué más podamos hacer? Tenemos que irnos a un lado u otro los domingos,” y tal plática demuestra que ellos ponen sus propios intereses antes de la gloria de Cristo. Mejor quedarse en casa y leer la Palabra de Dios, que tener comunión con lo que Su Palabra condena.
“No os unáis en yugo desigual.” Este se aplica a los clubes secretos. Un “yugo” es lo que une. Los que son miembros a un grupo masónico son unidos en un juramento solemne y pacto con los miembros sus “hermanos”. Muchos de sus miembros dan ninguna evidencia de haber sido nacido de nuevo. Creen en un “Ser Supremo”, pero ¿Qué amor tienen para la Palabra de Dios? ¿Qué es su relación al Hijo de Dios? “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” (Amos 3:3). ¿Los que deben todo a Cristo, para tiempo y para la eternidad, se pueden tener compañerismo con los que “le desprecian y le rechazan”? ¡Que cualquier lector de este sermón que está en yugo desigual salga inmediatamente del mismo!
“No os unáis en yugo desigual.” Este se aplica al matrimonio. Hay nada más dos familias en el mundo: los hijos de Dios, y los hijos del Diablo. (1Juan 3:10). Entonces, si una hija de Dios se casa con un hijo del diablo, ¡llega a ser la nuera de Satanás! Si un hijo de Dios se casa con una hija de Satanás, ¡él llega a ser el yerno del diablo! Por un paso tan nefario un vínculo es formado entre el que pertenece al Altísimo y a uno que pertenece a Su archienemigo. “¡Fuerte palabras!” Sí, pero no demasiado, porque es una cosecha amarga de tal sembradillo. En cada caso es el pobre cristiano quien que sufre. Lee las historias inspiradas de Sansón, Salomón, y Acaz, y ve qué sus alianzas profanas en matrimonio se produjeron. Es como un atleta quien que se pegó a sí mismo una pesada carga, y todavía piensa que se va a ganar, así es el cristiano quien procede espiritualmente a casarse con un mundano. ¡Qué vigilancia en oración es necesaria para regular nuestros afectos!
“No os unáis en yugo desigual.” Esto se aplica a compañerismos en el mundo de negocios. La desobediencia en este punto ha sido la derrota de muchas reputaciones cristianas, y ha sido lo que ha encimado muchos dolores. Lo que se puede ganarse de este mundo por buscar las avenidas a prestigio social y de riquezas, resultará una pobre compensación por la pérdida de comunión con el Padre y con Su Hijo Jesucristo. Lee Prov. 1:10-14. El camino que un discípulo de Cristo es llamado a seguir es uno angosto, y si sale de allí para una calle ancha, resultará en castigos severos, pérdidas que rompe el corazón, y tal vez la pérdida de la declaración del Salvador “Buen hecho” al final del camino.
Debemos aborrecer aun la “ropa” (la figura de nuestros hábitos y caminos) que es manchado por la carne (Judas 1:23), y somos obligados de cuidarnos “sin mancha del mundo” (Santiago 1:27). ¡Qué palabras profundas y amplias son las de 2Cor 7:1! “limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.” Si una actividad o asociación es encontrada a estorbar nuestra comunión con Dios o el gozar de algo espiritual, entonces tiene que ser abandonado. Ten cuidado de la leprosa aun en la ropa. (Lev. 13:47). Cualquier cosa en mis hábitos o caminos que contamina la comunión feliz con los hermanos o que me roba del poder en mi servicio es de ser juzgado severamente y terminado – “quemado”. (Lev. 13:52). Cualquier cosa que no puedo hacer para la gloria de Dios tiene que ser evitado.
“Porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos?” ¡Qué explicito y enfático son los términos usado allí! No hay excusa cualquiera por faltar de entender los términos de esta exhortación, y la razón con que es sostenida. “Compañerismo, comunión, concordia, parte, acuerdo” son tan claros que no requieren interpretación. Todas las uniones, alianzas, socios, enredamientos, con inconversos son expresamente prohibidos al cristiano. Es imposible de encontrar adentro del rango de las Escrituras lenguaje más clara sobre cualquier tema que esto aquí. “Justicia, injusticia, luz, tinieblas, Cristo, Belial” — ¿Qué tienen en común? ¿Qué vínculo hay entre ellos?
Los contrastes presentados aquí son muy agudos y profundos. “Justicia” es de hacer lo debido; “injusticia” es de hacer lo indebido. La norma singular y sin vagancia es de hacer lo debido, “la Palabra de Justicia”. (Heb. 5:13). Solamente por esto es la vida y el andar del cristiano de ser controlado. Pero el inconverso desafía e ignora a esto. Entonces ¿Qué compañerismo puede existir entre alguien que es sujeto a la Palabra de Dios con alguien que no lo es? “Luz” y “tinieblas”. Dios es luz (1Juan 1:5) y Sus santos son “hijos de luz” (Lucas 16:8). Pero los hijos del Malvado son “tinieblas” (Ef. 5:8). ¿Qué comunión, entonces, puede existir entre miembros de familias tan opuestas? “Cristo” y “Belial”–¿Qué concordancia puede existir entre una persona que tiene Cristo como el todo de su vida, y otra persona que le desprecia y le rechaza a Cristo?
“Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo.” ¡Qué bendición es esto! Primero, tenemos la exhortación dada, “No os unáis en yugo desigual.” Segundo, la razón es explicada, “Porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia?”; tercero, un motivo es ofrecido. Esta es una promesa divina, y es algo con siete formas de bendición: 1) “Habitaré adentro de ellos”, 2) “andaré en ellos”, 3) “seré su Dios”, 4) “serán mi pueblo”, 5) “les recibiré”, 6) “seré como un Padre a ustedes”, 7) “serán mis hijos e hijas.”
“Habitaré en ellos” es comunión; “andaré entre ellos” es compañerismo; “seré su Dios” es relación. Primero, en ellos, y luego para ellos; y “si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros” Rom 8:31. “Serán mi pueblo” es dueño, somos reconocidos como Suyo. “Yo os recibiré” significa que somos ubicados cerca de la conciencia de Dios, donde experimentamos a Dios. “Seré para vosotros por Padre” significa que “Yo les manifiesto en este carácter, para impartir a sus corazones todo el gozo de ser mis hijos.” “Me seréis hijos e hijas” significa que tal piadosa separación del mundo será la evidencia de que somos sus “hijos e hijas”. Compare Mateo 5:44.
“Dice el Señor Todopoderoso.” ¡Este es la única vez que el título “Todopoderoso” es encontrado en cualquier de las veintiuno epístolas del Nuevo Testamento! Parece que es usado aquí por el propósito de enfatizar la suficiencia de nuestro Recurso. Como otro ha dicho, “Deja cualquier cristiano actuar sobre el Mandato de separación en 2Cor 6:14-17, y va a encontrar su camino plagado con dificultades y hostilidad brotando de todo, que si no se fija sus ojos en Dios Todopoderoso quien le ha llamado a separar, seguro que tendrá un crisis nervioso.” Pero fíjense que estas promesas son condiciones, y la condición es sobre obedecer las exhortaciones previas. Si el corazón toma en serio la promesa bendita ofrecida, entonces el mandamiento será fácil y un placer.
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