Adopción: Entrando la familia

Adopción: Entrando la familia
por David Cox
Esta es una definición de la adopción espiritual.

Definición de la adopción.

Citas: Ester 2:7; Rom. 8:15, 23; 9:4; Gál. 4:5; Ef. 1:5.

Este concepto es uno de que un adulto capaz de cuidarse y sostenerse a sí mismo y otros (persona de poder y recursos) toma la responsabilidad de un niño, como si fuera su niño genético propio, para proveerle y cuidarle. Viene de la práctica de los ancianos de un hombre de recursos que no tuvo descendientes cuando él escoge a otra persona de ser su hijo, y heredar sus fortunas (Gén. 15:2-3) En la Biblia, se enfoca especialmente en la dignidad y elevación del hijo cuando es así traído en relación íntima con el Padre. Habla sobre la gracia y misericordia del Padre que toma al hijo adoptivo cuando no hay obligación de hacerlo. Dios hizo esta relación con Israel (Éxo. 4:22; Deu. 14:1; Óseas 11:1; Rom. 9:4).

El hijo en aceptar la adopción tuvo que usar el nombre del padre (identificarse con la familia), y igualmente dar respeto a su padre como si fueran sus padres naturales (o sea, amarles y obedecerles). Adentro de esta nueva relación establecido por el Padre, el hijo también es trasformado a la imagen del Padre, o sea, el hijo imitará el carácter moral de Dios el Padre.

“Esta nueva relación es fundada en un acuerdo mutuo, y es un vínculo de afecto; y el privilegio que se produce es del padre, quien cuida y provee para la persona quien es adoptada, como si fuera su hijo genético, y entonces la ley civil la llama un hecho de ser hecho legítimo, imitando la naturaleza, o dando lugar para ello.” Buck’s Theological Dictionary (1883)

El N.T. explica que Dios el Padre hace esta adopción (Rom. 8:15; Gál. 4:6) a las personas quienes se arrepienten de sus pecados, y Dios regenera a estas personas espiritualmente. Los conceptos del nacer de nuevo y la adopción son diferentes pero se complementan. El nacimiento de nuevo (regeneración) es lo que Dios hace para dar nueva vida a la persona, y adopción no habla tanto de esta nueva vida, sino más bien de las bendiciones espirituales (Rom. 8:17; Gál. 4:7), responsabilidades, y privilegios (acceso al Padre Rom. 8:15-16) del nuevo hijo de Dios. Son hijos con derechos (Rom. 8:15;Gál. 3:23-26; 4:1-7; Ef. 1:5; 1Jn. 3:1). Esta adopción es solamente por medio de la muerte de Jesús, y es dependiente sobre la persona teniendo fe en esta muerte para salvarle (Gál. 3:26; 4:4-5).

Las bendiciones y posesiones del Hijo de Dios.

(1.) Gran honor. Dios nos ha dado Su nombre, y de llevar el nombre de Dios es un gran honor (2Crón. 7:24; Ef. 3:15). Ya no son esclavos, sino libres, y elevados a un lugar de honor y estima (Gál. 4:7; 1Jn. 3:1-2). (2) Hay un sin fin de provisión y riquezas. Se heredan todas las cosas Apoc. 21:7; Sal. 84:11; Ef. 1:3; Col. 1:27; 1Cor. 3:22. (3) Protección divina. Los hijos de Dios tienen un lugar de protección en Dios Pro. 14:26. El Padre tiene la responsabilidad de defender y proteger a su familia para que la familia tenga “moradas de paz, habitaciones seguras” Isa. 32:18; Heb. 1:14. (4) Gozo. Todo lo que pasa en sus vidas es para su bien a fin de cuentas. Dios nos asegura esto Heb. 12:5-11. La relación en familia es lo que le da gozo y felicidad al hijo de Dios. 1Ped. 1:8; Pro. 3:17; Heb. 4:16. (5) Eterna gloria. La relación de familia que tiene el hijo de Dios nunca va deshacerse. Es una herencia que es para la eternidad. Jn. 8:35; 1Ped. 1:4; 1Jn. 3:2; 1Tes. 4:17.

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El tiempo de adopción.

A la verdad hay mucha confusión sobre el orden, o el tiempo en que pasa todo en la salvación de una persona. Unos proponen que la elección es primera, y otros ponen regeneración antes que fe salvadora. Pero, no se puede concebir que Dios es restringido en el tiempo quien vive en la eternidad, afuera del tiempo, siendo restringido por el tiempo.

Adopción no es posible sin una separación de la situación anterior. En sí, adopción es el cambio a una nueva situación, y el perder o cambiar o entregar de la situación vieja. “No hay adopción sin regeneración.” (Charnock).

“Adopción no es simplemente una relación; el privilegio y la imagen de ser hijos de Dios van juntos. Un estado de adopción nunca ocurre sin una separación de suciedad (2Cor. 6:17-18). El nombre nuevo en adopción nunca es concedido hasta que la nueva criatura ya es formada. Rom 8:14. Estos son distinguidos. Regeneración, un hecho físico, nos da la similitud de Dios en nuestra naturaleza; adopción, como un hecho legal, nos da el derecho a una herencia. Regeneración nos hace formalmente a ser sus hijos, por comunicar un principio 1Ped. 1:23; adopción nos hace sus hijos por comunicar un poder Juan 1:12. Por uno entramos en la afección divina; por el otro compartimos de la naturaleza divina.” (Charnock).

Las evidencias de la adopción.

(1) Renuncio de todas las dependencias previas. “Cuando un hijo es adoptado, deja a quién o a qué era su confianza en el pasado, y se somete a la voluntad y placer de quien le adoptó; es para que los que entren en la familia de Dios demostrarán su adopción por entregar cualquier otro objeto que interfiere con la voluntad y gloria de su Padre celestial.” (Buck) Os.14:8 “Efraín dirá: ¿Qué más tendré ya con los ídolos?” Isa. 26:13; Mat. 13:45-46; Fil. 3:8.




(2) Afecto (amor). Aunque no siempre una adopción civil tiene el elemento de amor, el amor es siempre presente en la adopción espiritual. Hay una suma exaltación de Dios en la mente del hijo de Dios. Sal. 73:25; Lam. 3:24; Luc. 7:47; Sal. 18:1.

(3) Acceso a Dios con denuedo santo. Los niños tienen acceso libre y sin vergüenza a su padre. Aunque no son dignos de este acceso, lo tienen.Gál. 4:6; Ef. 2:18; Heb. 4:16.

(4) Obediencia. Los que son miembros de una familia tienen que sujetarse a las leyes de la familia, y esto no es diferente en nada para un hijo adoptado. Jn. 15:14. 1Jn. 2:4-5.

(5) Esperanza de disfrutar de la herencia, aunque tardará un poco. Rom. 2:7; 2Cor. 4:18; Rom. 6:23; Heb. 11:26-27. Disfrutaremos completamente la herencia en el cielo.

Adopción es muy fuertemente relacionada con la gracia de Dios, o sea, la acción de Dios de dar lo bueno aunque no es merecido Ef. 1:5. Es también relacionado con el Espíritu Santo Gál. 4:6; Rom 8:15-16.